La conservación de los recuerdos

De Julio Cortázar

Los famas para conservar sus recuerdos proceden a embalsamarlos en la siguiente forma: Luego de fijado el recuerdo con pelos y señales, lo envuelven de pies a cabeza en una sábana negra y lo colocan parado contra la pared de la sala, con un cartelito que dice: «Excursión a Quilmes», o: «Frank Sinatra».

Los cronopios, en cambio, esos seres desordenados y tibios, dejan los recuerdos sueltos por la casa, entre alegres gritos, y ellos andan por el medio y cuando pasa corriendo uno, lo acarician con suavidad y le dicen: «No vayas a lastimarte», y también: «Cuidado con los escalones.»

Es por eso que las casas de los famas son ordenadas y silenciosas, mientras en las de los cronopios hay una gran bulla y puertas que golpean. Los vecinos se quejan siempre de los cronopios, y los famas mueven la cabeza comprensivamente y van a ver si las etiquetas están todas en su sitio.

Escuchalo a Cortázar:

Del Libro: Historias de Cronopios y Famas

Te puede interesar

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Cortázar en fotos

Julio Cortázar escrbió El Examen en 1950, pero fue la última novela que publicó porque lo habian rechazado.
Julio Cortázar y el jazz, un amor que se vio reflejado en muchísimos de sus textos.
Julio Cortázar y Carol Dunlop
Gabriel García Márquez y su gran amiración por Julio Cortázar
Julio Florencio Cortázar, el gran Cronopio.
En 1951, Julio Cortázar fue relator de box en París. Y duró apenas una pelea.